Bariloche – Ruta de los 7 Lagos – San Martín de los Andes – Bariloche. Ruta de tres días.

Una huelga de Aerolíneas Argentinas días antes, nos repercutió a la hora de emprender viaje a la Patagonia, así que no tuvimos más remedio, si no queríamos perder días, en reservar un bus-cama y salir hacia Bariloche. La idea no era nada tentadora, pues nos esperaban unas 22 horas de camino, haciendo paradas en diversas ciudades.

Salimos sobre las 3 de la tarde se Buenos Aires y llegábamos a Bariloche sobre las 13pm. Toda una aventura. Vimos atardecer, anochecer, amanecer y medio día más. Horrible!!!!

Eso sí, nos dio una idea de todo el paisaje del recorrido, que fue bastante plano. Sin lugar a dudas estábamos recorriendo la Pampa Argentina y seguiríamos hasta Río Grande. Por la mañana, a medida que nos acercábamos a Bariloche, El paisaje era mucho más montañoso.

DIA 1. Bariloche

Y finalmente llegamos a Bariloche. Una ciudad alpina a los pies de montañas, y con lagos por todas partes. Vendría a ser la Andorra de Catalunya pero con más lagos. Nosotros fuimos para el final de la primavera de allí. El tiempo era fabuloso. Llegamos a un Youth Hostel, y tras dejar el equipaje en nuestra habitación, nos dejamos llevar por las recomendaciones de una simpática recepcionista, con la que descubrimos la palabra «relindo». Dios!!! La dijo tantas veces que nos encantó la palabra y empezamos a usarla durante el resto del viaje. Nos dijo que a parte de ver la ciudad de Bariloche, podríamos hacer Kayak en un lago, una cabalgata por la montaña con almuerzo incluido y subirnos al teleférico desde dónde se ve toda la ciudad, lagos e islotes que la rodean. Así que como nos gusta hacer cosas, nos apuntamos a todo. Y empezamos con el kayak en un lago próximo, el Lago Moreno.

Nos vinieron a buscar al Hostel y nos llevaron a un pequeño lago. Fue nuestra primera vez, y la verdad es que nos encantó.

Tras dos horas con parada para descansar, nos llevaron de nuevo al Hostel y desde allí decidimos ir a ver un poco la ciudad. Bariloche tiene el aspecto de un pueblo con casas tipo alpinas, muchas de ellas de madera, sobre todo más en el centro. Estas suelen ser tiendas y restaurantes.

Vimos una pequeña calita de piedras y estuvimos un rato viendo y disfrutando del paisaje.

Y ya al atardecer, regresamos al Hostel con un atardecer precioso. Cenamos allí y nos acostamos temprano.

DÍA 2. Bariloche

Al día siguiente tras el desayuno, tuvimos un poco de tiempo para pasear un ratito por una playita de piedras, antes de que nos vinieran a buscar para hacer una cabalgata.

Y a la hora prevista nos vinieron a buscar en un todoterreno hacia las montañas. Hasta llegar a una casa con establo. Nada más presentarnos, nos invitaron a un mate (bebida oficial en Argentina) y nos explicaron que es lo que íbamos a hacer.

Mantuvimos una charla amigable sobre de donde veníamos y a que nos dedicábamos, mientras una pareja nos contaban un poco el día a día en esta ciudad. Nos parecieron encantadores. Estábamos solo nosotros dos, así que iba a ser un rato sin nadie, en plena naturaleza y montando a caballo, todo un pequeño lujo a disfrutar.

Y tras prestarnos unas botas de montar, empezamos la cabalgata subiendo por la montaña. No íbamos a galopar así que para mi perfecto. Nos acompañaba una mujer con la que íbamos hablando de la situación de ambos países, contrastando opiniones e ideas. Muy interesante.

El paisaje era precioso y había una calma propia de un sitio sin gente. Muy agradable.

Y tras un bonito ascenso a la cima, desde dónde podríamos ver toda la ciudad de Bariloche, hicimos una parada para hacer algunas fotografías. Había pasado una hora.

La vista nos pareció brutal.

Y tras un descanso, nos dispusimos a bajar de nuevo hasta la casa y el establo.

Al llegar abajo nos deleitaron con un almuerzo con carne a la parrilla y una pequeña ensalada y fruta. Estaba todo muy rico y bien hecho. Continuamos contrastando opiniones en una charla genial, y ya llegó la hora de despedirnos. Habíamos pasado unas horas de relax en paisajes bonitos y con conversaciones interesantes. Qué más podíamos pedir! De vuelta les dijimos si nos podían dejar en el centro de la ciudad y así lo hicieron. Coincidió que había una fiesta. Celebraban el Día de la Tradición. Gente montada a caballo y con trajes de la época en la que los nuevos habitantes de esas tierras se fueron instalando y llegando desde Buenos Aires y otros lugares.

Bariloche es una ciudad joven que creció sobre todo a mitad del siglo XX gracias al turismo entre otras cosas.

Como no era demasiado tarde decidimos subir hasta el Cerro Otto. Uno de los cerros más altos que rodean a San Carlos de Bariloche, Bariloche para los amigos, desde dónde se ve toda la ciudad, el lago Nahuel Huapi y varios islotes que la rodean. El Lago Nahuel Huapi pertenece al mismo Parque Nacional de Nahuel Huapi

Hay que decir que en época de invierno, Bariloche es el paraíso para los que les gustan los deportes de invierno como esquiar. Es el destino perfecto para turistas esquiadores.

Y ya de nuevo en Bariloche centro paseamos viendo tiendas y edificios. No es una ciudad muy grande, y se ve en nada.

Y encontramos un pequeño paraíso contra el que nos dejamos sorprender. Resulta que aquí se hace mucho chocolate. Os podéis imaginar.

Y al llegar al Hostel, preguntamos qué donde podríamos alquilar un coche. La chica del Hostel, nos dijo que a la mañana siguiente tendríamos un coche esperándonos en la puerta. Que no hacía falta ningún carnet especial. Solo el de conducir. Así que la idea nos pareció fantástica. Al día siguiente haríamos una excursión con coche. Yupiiiiii!!!

DIA 3. Ruta de los 7 lagos hasta San Martín de Los Andes.

Con el coche que habíamos alquilado en la puerta, emprendimos ruta hacia San Martín de los Andes. Teníamos una distancia de 107 kilómetros e íbamos a recorrer un tramo de la famosa Ruta 40 de Argentina. Concretamente el tramo que va desde Villa la Angostura hasta San Martín de los Andes. Para ir por este camino de ripia, hay que pasar por la ruta de los 7 lagos. Es una de las cosas imprescindibles que hay que hacer si vienes a Bariloche. Salimos de Bariloche dirección Villa la Angostura por una carretera bien indicada. Para llegar al camino de ripia que conduce por los 7 lagos. Algunos o muchos, incluyen al Lago Nahuel Huapi en el recorrido para situarlo como el octavo lago, ya que baña a la población de San Carlos de Bariloche. Así que según se mire, la región de los 7 Lagos, se convierte en la región de los 8 Lagos.

Villa la Angostura es una pequeñita población pero encantadora. Zona turística para los argentinos que se desplazan aquí en vacaciones. El camino al ser de ripia se hace más largo pues se ha de ir más despacio. Pero las vistas de los 7 lagos y sus miradores hacen de este camino, uno de los más bonitos de Argentina.

La primera parada que hicimos fue en el Lago Espejo.

Hay que decir que todas las vistas eran acojonantes. Y rezuman una tranquilidad impresionante. Tampoco había mucha circulación de coches, por lo que aún hace el recorrido más relajante si cabe. Seguimos ruta hasta que nos encontramos con el Lago Correntoso, el segundo lago.

Poco después el tercer lago. El Lago Escondido.

Muy cerca vimos un río que nos gustó y paramos para hacer más fotos.

Al principio parecen todos el mismo lago. Pero no lo son. El cuarto que vimos fue el Lago Villarino.

Y el quinto lago fue el que más nos gustó. El Lago Falkner por las bonitas vistas.

Además este tenía como una pequeña playita, que con el calor que hacía, no nos metimos al agua por respetar la naturaleza. Pero lo hubiéramos hecho con mucho gusto.

Pero había que continuar hasta el siguiente lago, el sexto. El Lago Machónico.

A continuación encontramos un mirador para ver la Cascada Vuliñanco.

Pequeña pero en un entorno precioso.

Y continuando ruta hasta que ya se puede ver el último lago. El Lago Lácar, que está en el mismo pueblo de San Martín de los Andes.

Así pues tras más de dos horas de conducción llegamos al encantador pueblo de San Martín de los Andes, muy querido por los argentinos, y dónde la madera es la principal construcción. Aunque también hay una pequeña iglesia y zonas ajardinadas. Es muy agradable pasear por allí.

Y como ya era hora de comer, buscamos un pequeño bar para comer algún sándwich antes de continuar viendo el pueblecito.

Al acabar, nos dirigimos hacia la pequeña bahía, un lugar encantador a orillas del Lago Lácar.

Ali estuvimos un bien rato hasta casi quedarnos dormidos. Entre el solecito que hacía y que habíamos comido, todo se prestaba para una pequeña siesta. El pueblo resulta ser bastante bucólico. Pero teníamos que volver.

Decidimos volver por carretera convencional, que aunque se da algo más de vuelta, es más rápido y así veíamos otros paisajes diferentes a los 7 lagos.

Carreteras interminables por las que conducir se convertía en un placer que nunca había tenido. muchos años más tarde descubriría que en América son muchas las carreteras largas e infinitas para recorrer. Tienen muchos kilómetros que recorrer. Y realmente lo que veíamos no nos defraudó para nada. Alucinábamos a cada kilómetro recorrido.

Y mientras canturreábamos canciones de Miranda, un grupo electropop argentino que me gusta mucho, íbamos llegando a San Carlos de Bariloche, entre un bonito atardecer y largas carreteras.

Con vistas a los cerros de Campanario y Otto. Los más altos de las montañas de Bariloche. Y así terminó nuestra estancia en Bariloche y alrededores. Un maravilloso espacio natural, donde perderse las veces que haga falta. Al día siguiente continuábamos ruta hacia el este de Argentina.

Cataratas de Iguazú. En dos días /