Mucho ha cambiado el visitar Machu Picchu antes y después de ser nombrado como una de las maravillas del mundo moderno. Anteriormente solo había un tren que salía de Cuzco en dirección a Aguascalientes y lo hacía por la tarde. Llegabas a Aguascalientes y allí bajaba todo el mundo esperando ver el cartel con tu nombre, pues alguien del hotel que habías reservado, venía a buscarte a la estación y te acompañaban hasta el mismo hotel. Una estación con un jaleo impresionante pero que se acababa en diez minutos. Justo el tiempo en que todos los pasajeros ya habían encontrado a sus carteles y hoteles. Era un pueblecito con una sola calle y unos pocos hostales, de categoría baja. Total solo era para pasar una noche. En todos te decían que cenásemos algo y nos fuéramos a dormir pronto, ya que al día siguiente teníamos que subir antes de las 6 de la mañana para poder ver Machu Picchu justo cuando abrían y de paso ver salir el sol. Claro! Eso si no estaba nublado.
En nuestro hostal no fue diferente. Aunque nosotros decidimos ver un poco el pueblo,tomar alguna bebida en un bar de dudosa pinta, y acostarnos pronto. El ticket se compraba en la misma entrada de Machupichu. Nos hablaron que había un hotel de lujo, justo al lado de la entrada al Machupichu, pero que desde las habitaciones no se veía nada de lo que esperabas ver. Vamos! Que no tenía vistas al Machu Picchu y pagabas muy caro. A día de hoy sigue siendo igual.
Así pues nos levantamos a las 4 y media de la mañana y tras desayunar algo sencillo en el hostal nos fuimos a coger el primer autobús que subía hasta Machu Picchu. Un trayecto de media hora bordeando selvas y ascendiendo por una montaña. Esto mientras amanecía. Así que las vistas eran más bien oscurillas.
Vistas subiendo al Machu Picchu
Al llegar compramos la entrada y entramos sin guía ni nada. Ya empezaba a salir el sol y la primera vista fue de quedarnos en el sitio maravillados y extasiados. Sin palabras y con la emoción en nuestras venas.

Waynapicchu
Ver esta postal maravillosa sin nadie fue un regalo para nosotros.
Machu Picchu
Machu Picchu
Machu Picchu
Pasear por las calles de esta antigua ciudad en ruinas a primera hora de la mañana es algo que siempre llevaremos dentro de nuestra memoria. Hoy en día aunque accedas a primera hora, nunca nunca lo verás prácticamente vacío. Así que me quedo con el recuerdo de hace años al de ahora.
En el segundo viaje del 2018 lo vimos de forma diferente, entre nubes, neblinas y tristes destellos de sol. Hay que reconocer que también tiene su qué, le da una aire más místico si cabe. Aquí algunas fotos del 2018.
Pero volvamos al 2005. Este día que visitábamos el Machu Picchu, coincidía con el cumpleaños de Manu. Así que ya que estábamos allí, decidimos subir también a la montaña de Huayna Picchu. En aquel entonces, solo había que firmar un libro para poder subir, en el cual no se responsabilizan de que te pudiera pasar algo. Dícese caída al vacío o similar. Nos pareció un poco tétrico el tema, pero nos lanzamos a subir, así podríamos ver el pueblo de Machu Picchu desde el Huayna Picchu, que también tenía su qué.
La subida al Huaynapicchu no es muy bestia. Hay escalones de piedra que si te lo tomas con tranquilidad los vas subiendo poco a poco. No recuerdo muy bien pero igual tardamos alrededor de una hora para subir. En el último tramo, encontramos unas escaleras minúsculas que solo cabían nuestros pies puestos de lado. En ese punto me dio por mirar abajo y dios!!!!! Me entró una sensación que nunca había tenido. Por un rato me quedé inmóvil y no sabía si empezar a bajar o subir lo poco que ya quedaba. Un pánico que nunca había sentido pero me ayudó Nuri, que dijo que la cima estaba a unos pocos metros. Yo esperaba que arriba hubiera una explanada o algo similar. Pero no! Solo había como un caminito circular con una enorme piedra que casi obstaculizaba el paso. Vamos! Que no tenías mucho tiempo para estar arriba. Si llegaba más gente tenías que salir para que los otros pudieran pasar. Así que tome una foto y rápidamente empezamos el camino de descenso, que por suerte era por otro lado y no tuve que pasar por las últimas escalinatas donde me había dado la especie de vértigo. Y así fuimos bajando de nuevo con la sensación de haber hecho y visto algo que pocos hacían en ese momento. Ahora no sé cómo estará, no creo que haya cambiado mucho. En 2018 Adri tenía reservado el poder subir, pero con la espesa niebla que había no iba a poder ver nada y acabo aor no subir.
Toda una experiencia para recordar. Al bajar todavía no había demasiada gente y aún hicimos unas cuantas fotos mas.
Hoy en día si quieres subir a Machu Picchu, has de reservar con antelación en cualquier agencia de excursiones, y seguir un camino de ascenso y luego de descenso la ruta para visitar Machu Picchu es circular, y no puedes volver atrás en caso de que quieras. Los guardias ya se encargan de recordártelo.
Al salir pude comprar una risita de fotografías de cómo estaba Machu Picchu en el momento de ser descubiertas. Me parecieron interesantes.
en el 2005 bajamos desde Machu Picchu, por el camino Inca, el último tramo que va hasta Aguascalientes.
En el 2018, justo al llegar a Aguascalientes, llovía bastante. Así que fuimos hasta el hostal a esperar que parase y hacer tiempo hasta la vuelta en tren a Cuzco. Una vez paro de llover hasta salió el sol. Y me fui para ver un poco el pueblo de Machu Picchu o Aguascalientes.
Qué puedes hacer en Aguascalientes?
Al final del pueblo cuesta arriba, hay como unas piscinas de agua termal, que son relativamente nuevas, donde puedes pegarte unos baños después de haber visitado el Machu Picchu. Son baratas y puedes estar un rato relajándote. Comprar en el mercadillo que hay justo saliendo de la estación es otra buena opción para pasar un rato. Y de paso comprarte unas zapatillas de treking al estilo y diseño peruano 100%. No las encontrarás en ningún otro sitio y te puedo decir que son muy baratas y probadas ya, son impermeables y muy cómodas.
Y por último te recomiendo que tomes algo en la terraza del que yo creo que es el mejor hotel de Aguascalientes. El Hotel y Bar InkaTerra.
Inkaterra un hotel al estilo chillout, donde si no te has alojado, te recomiendo le des un vistazo y tomes algo en su terraza bonita. Los cocktails están exquisitos y la atención fue muy buena. Si quieres alojarte aquí que sepas que los precios no son super baratos pero creo que vale la pena hacer noche aquí.
Al ratito nos esperaba el tren de vuelta a Cuzco. Había sido un día muy largo e intenso. Y difícil de olvidar. Pero con la sensación de haber visto uno de los sitios más bonitos del mundo.