DIA 1. LLEGADA A EL CALAFATE
Si tienes la suerte de llegar a El Calafate en un día despejado, verás un paisaje o bien todo nevado, si lo visitas en invierno, o de unos tonos rojizos de sus montañas y lagos azules casi turquesas que rodean a éstas.
Tierras de matorrales y el aspecto de un pueblo de montaña, con sus casas de madera, hacen de El Calafate un paraíso que visitar en cualquier época, pues podrás hacer muchas actividades allí y en los alrededores.
Llegamos un día tal que a mediodía. Así que es día tuvimos tiempo tan solo de ver la ciudad e informarnos de lo que podíamos hacer. Nos alojamos en una Youth Hostel, que anteriormente había sido un hotel. Estaba situado en una antigua pista de aterrizaje.
El Calafate es una pequeña población situada de cara al Lago Argentino.
En función de la época que vayas, podrás ver dicho lago, helado, con poca agua, o con mucha agua. Nosotros lo vimos en el justo momento en que muchos animales pasan sus días por allí, disfrutando de las vistas.
Un lago enorme entre montañas que anuncia el presagio de los paisajes que se pueden ver en las cercanías. Por eso El Calafate o dicho en plan como le llaman por aquí, Calafate, es la ciudad de entrada al Parque Nacional de los Glaciares.
Tuvimos la suerte de ver unos pocos flamencos rosados, algo que siempre me había hecho mucha ilusión. No había muchos pero me encantó poder verlos.
El Calafate tiene una calle principal, de la cual salen calles más pequeñas y cortas con pequeñas casitas de madera. Su pequeña Iglesia de Santa Teresita del Niño Jesús, destaca como uno de los edificios principales y queridos de la ciudad.
Y en la calle principal, encontramos todo tipo de tiendas, agencias de tours y restaurantes. Así que si has llegado hasta aquí sin haber montado nada, como fue nuestro caso, no tendrás problema en encontrar alguna agencia que te de opciones para hacer en tu estancia.
Y entra las tiendas, no podía faltar una de Mates. Los recipientes que son como un dedo más para los argentinos.
DIA 2. PARQUE NACIONAL DE LOS GLACIARES. PERITO MORENO
Entramos en una agencia de excursiones, y allí contratamos un taxi que nos llevaría a ver el Perito Moreno. Uno de los glaciares más grandes del mundo. Lo normal es contratar un tour con más gente, pasándote a recoger por tu hotel en un colectivo donde compartes viaje con más gente. Pero no encontramos sitio para el día siguiente, y nos decantamos por un taxi privado. Sale algo más caro, pero con la tranquilidad de hacer la visita a nuestro ritmo. Así, de camino al parque, fuimos parando para ver el paisaje. Viendo la flora del lugar.
El Parque Nacional de los Glaciares se encuentra tan solo a 80 kilómetros de El Calafate. Poco antes de llegar, se suele hacer una parada desde un mirador donde ya se puede ver a lo lejos, el glaciar Perito Moreno.
Es como que se te eriza todo y al borde de un ataque de ansiedad, quieres estar allí en 0, 0 segundos. Nuestra excursión consistía en hacer un treking por el mismo glaciar y luego verlo desde unas pasarelas que es donde todo el mundo que no hace el treking lo ve. Así que lo primero que hicimos es llegar a un embarcadero, donde una pequeña embarcación, nos llevará hasta la orilla del glaciar.
Desde aquí, te vas acercando al glaciar comprobando los colores del hielo y escuchándolo de tanto en tanto, cómo van cayendo trozos más o menos grandes de la primera fila del glaciar.
Y llegas a tierra, viendo uno de los paisajes más increíbles que se pueden ver. Desde el otro pequeño embarcadero, unos amables vigilantes y excursionistas del parque, nos informan de lo que vamos a hacer y de Llo que se puede y no hacer durante la visita. A partir de aquí iremos caminando por un camino hasta llegar a la base del glaciar.
Y llegamos a una pequeña cabaña y bancos de madera donde te ponen los Crampones. Necesarios para hacer el treking por el glaciar y el hielo.
A partir de aquí y con el super curso aceleradisimo de cómo caminar por el hielo, comienza el trekking por el que estarás alrededor de dos horas. Aquí se ven hielos vivos, muertos, jóvenes y adultos…cavidades con agua que no puede ser más pura, y colinas de hielo.
Montañas de hielo sin fin, que se disfrutan a cada segundo. Tengo entendido que hay trekkings de más horas. Supongo que será apto para los más expertos.
Por lo general vas caminando en grupos de diez aprox, y cada grupo lleva un guía que te va indicando por dónde pisar y caminar. Además con la amabilidad que los caracteriza, te irán haciendo fotos en los mejores sitios.
el trekking acaba bebiendo un vasito de whisky con hielo milenario. Todo un lujo que disfrutamos mucho.
Y así, con la sensación placentera de ver y hacer lo que vimos e hicimos, y tras quitarnos los Crampones, iniciamos la vuelta al embarcadero.
Tras dejar la embarcación, pasamos a ver las pasarelas, desde dónde se divisan unas vistas excelentes.
Y así, volvimos con el taxi a El Calafate. Había sido uno de los días más bonitos de nuestra vida.
Por la tarde aún tuvimos tiempo de ver alguna tienda y cenar en un restaurante que nos encantó. La Lechuza Restaurant. Todo tipo de comida, desde pizzas, milanesas, empanadas, papas, sopas y todo muy rico. el restaurante es acogedor y muy céntrico.
DIA 3. PARQUE NACIONAL DE LOS GLACIARES. EL CHALTÉN Y SENDERO AL FITZ ROY
Nos levantamos y desayunamos en el hostel. Por allí nos venían a buscar en un colectivo que nos llevaría al pequeño pueblo de El Chaltén.
El parque nacional de los glaciares se considera un paraíso de los amantes del trekking en Argentina. Otro de los puntos fuertes para visitar dicho parque , es el pico de montaña Fitz Roy. Para verlo solo has de llegar a El Chaltén a unas 2 horas y media de El Calafate. Una vez has llegado verás que tienes muchos senderos que seguir y ver la naturaleza en todo su esplendor.
Nosotros por falta de más tiempo, solo llegamos hasta aquí para recorrer el sendero al Fitz Roy. Pero si quieres puedes estar aquí las noches que quieras y verás toda la zona en varios días.
Preguntamos en alguna tienda donde empezaba el sendero y nos indicaron amablemente. En nada, encontramos el inicio del sendero.
Era un sendero en ascenso no muy pronunciado pero constante. Empezamos a subir. Atrás quedaba el pueblo y sus coquetas casas. El tiempo no acompañaba del todo. Además hay que decir que al Fitz Roy antiguamente le llamaban la montaña de humo. No porque fuera un volcán, sino porque casi siempre suele haber nubes en su parte más alta. Así que ya fuimos pensando en si lo veríamos bien o no. El sendero al Fitz Roy dura aproximadamente dos horas de ida.
Valle del Río de las Vueltas
El camino es precioso y las vistas impresionantes. Hicimos una primera parada en el Mirador del Valle del Río de las Vueltas.
Pero las nubes acechaban en las alturas.
Nos lo tomamos con bastante calma. Además éramos los únicos que andaban por alli. No vimos a nadie mas. Disfrutamos del silencio y las vistas como nadie. Era tal el silencio que empezamos a oír un picoteo, como si fuera en un árbol, continuado y curioso. Rodeados de árboles como estábamos, nos costó averiguar de donde venia el sonido. Finalmente dimos con él. Era ni más ni menos que un pájaro carpintero. Woodpecker.
Era difícil encontrarlo pero gracias a mi objetivo, pude alcanzarlo y fotografiarlo. Una de esas fotos que guardas con un cariño especial. Y seguimos el sendero.
El sol salía muy tímidamente a la vez que las nubes lo tapaban. Así todo el rato. En el último tramo Nos encontramos con el Camping (campamento base) Laguna Capri.
Y finalmente se llega a la Laguna Capri.
Laguna Capri
Desde aquí se tendría que ver, cuando no hay nubes, el monte Fitz Roy o Monte Cerro, como lo llaman. Pero como cómo habéis visto en la foto, más bien se intuía. Una pena. Aprovechamos para beber agua de la laguna que es de lo más natural y nos alivió del esfuerzo hecho hasta ahora.
Esperamos un buen rato a ver si en una inspiración divina, aparecía ante nuestros ojos, el escondido Monte Cerro o Fitz Roy.
Y si!!!! Casi lo vemos en su plenitud.
Semi escondido entre las nubes, y con una altura de 3405 msnm.
Y con esta vista nos tuvimos que conformar. Finalmente o pudimos ver entre nubes, y claro que podía haber sido mejor, pero pensaremos que también tiene su qué, verlo como le llamaban los antiguos indígenas, monte de humo. De bajada paramos en el mirador de Fitz Roy, donde un dibujo te explica la morfología del paisaje que puedes ver desde ahí.
De bajada aún nos salió un solecito tristón. y ya de nuevo en El Chaltén, aún tuvimos tiempo para ver pueblo y refrescarnos en un bar antes de tomar el colectivo que nos llevaría de nuevo a El Calafate.
Y disfrutar aún de las últimas vistas mientras el colectivo se ponía en movimiento.
Un día largo para recordar pero a la vez precioso. Por la noche cena en un restaurante y a dormir.
DIA 4. CABALGATA EN EL CALAFATE Y REGRESO A BUENOS AIRES.
La última mañana en El Calafate, la dedicamos a hacer una cabalgata. La pasión por los caballos en Argentina es tal, que casi hay caballos en todas las poblaciones. Y si hay montañas, seguro que habrán caballos.
Contratamos la excursión también en la agencia y nos recogieron en el Hostel, para llevarnos a unas cuadras y hacer la cabalgata.
Disfrutar del paisaje de esta ciudad, desde las afueras, bien vale la pena.
Al acabar te suelen invitar a un mate y a algo para matar el gusanillo.
Y con esta cabalgata, dábamos por finalizada, nuestra estancia en El Calafate y en la Patagonia Argentina. Solo nos quedaban unas ganas enormes de volver algún día. Y hacer más trekkings, cabalgatas y disfrutar de la naturaleza a lo bestia. Pero sobre todo, tenerlo siempre en nuestras mentes.